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El dolor corporal por estrés, muchas veces está relacionado a cierta rigidez generada por la contracción continuada en uno o más músculos. Cuando éstos se someten a situaciones o actividades que los sobrecargan y fatigan, reaccionan como forma de protegerse ante el esfuerzo y se contraen. Los dolores musculares pueden tener un origen diverso y uno de ellos está relacionado con el hecho de padecer una alteración psicológica que está afectando a nuestro organismo. Hay emociones que no expresamos e incluso a veces ni siquiera somos conscientes de ellas y se alojan en nuestro cuerpo acumulando tensión.

¿Cómo reacciona el cuerpo cuando estamos nerviosos?

Es interesante observar que cuando nos encontramos ante una situacion negativa nuestro cuerpo racciona de diferentes maneras, como por ejemplo:

  1. Tensionar la mandíbula y apretar o rechinar los dientes (este gesto es un hábito inconsciente durante el sueño), también llamado bruxismo. Está vinculado al sistema nervioso central y al manejo del estrés en el paciente, factores determinantes en esta problemática.
  2. Contraer los musculos del cuello, las cervicales y más concretamente el músculo trapecio (espalda alta). En algunos casos, hacer esto, puede derivar en tortícolis, que es una lesión aguda y que puede durar de 2 a 3 dias. El cuello es una parte muy flexible que soporta el peso de nuestra cabeza y en general no solemos prestar atención a nuestra postura en relación a este. Por eso, a veces, podemos sentir dolor después de una larga jornada de trabajo, ejercicio intenso, después de conducir por muchas horas o de llevar un ritmo de vida acelerado sin saber relajarnos. Es muy probable que estos factores puedan generar dolor de cabeza, limitación en la movilidad, rigidez articular y pequeños latigazos debido a que los nervios del cuello se han comprimido, dando lugar aun posible entumecimiento. Esta rigidez también puede extenderse hasta los hombros, la espalda y los brazos.
  3. Si tensionamos los músculos faciales, por ejemplo al fruncir el ceño, apretar los dientes, o tensar las articulaciones temporo-mandibulares situadas a ambos lados de la cara y a los músculos y nervios adyacentes. Dicha tensión podría probocar dolor facial sordo en la cara, hormigueo, dolor de cabeza, temblores o movimientos involuntarios en párpados y labios o incluso ruidos y zumbidos en los oidos.
  4. Si bloqueamos el diafragma, que es el centro de todas las cadenas musculares del cuerpo humano, dicha contracción puede ofrecer una cantidad de síntomas sumamente incómodos, como cansancio, hormigueo, tristeza, rigidez, angustia vital, ganas de vomitar, sensación de ahogo, miedo o tensión muscular generalizada.
  5. Si rigidizamos el vientre como una manera involuntaria de defendernos, de esa manera también impedimos el libre fluir de la energía y la vitalidad. El abdomen es una de las partes más delicadas y vitales del cuerpo humano, allí se alojan numerosos órganos importantes para nuestra supervivencia, como el estómago, el intestino, el hígado, el páncreas o la vesícula biliar y también calificado como «segundo cerebro» por su influencia directa en nuestras emociones. En esta zona muchas veces se alojan miedos inconscientes y es muy habitual generar una coraza defensiva para no sentir lo que allí sucede, íntimamente relacionado con el diafragma y la respiración.
  6. Si inmovilizamos el tórax, con ello se vuelven más rígidas las clavículas, el esternón y las costillas y esto puede probocar un dolor osteomuscular, generalmente localizado, que aumenta con la movilización del tronco o dolor punzante a punta de dedo (como pinchazos). A pesar de que en algunos casos esta tensión suele ser transitoria, si se mantiene en el tiempo, da lugar a malestar y limitaciones funcionales que luego se trasnforman en dolores crónicos que restringen nuestra vitalidad y bienestar. Incluso aumentan la coraza muscular defensiva que nos impide estar en contacto con nuestras sensaciones y sentirnos relajados y llenos de vitalidad.
Dolor muscular por estrés

El dolor muscular por estrés es una reacción natural del cuerpo que se «prepara» para asumir algo que percibe como una amenaza, por lo tanto, esta tensión revela ansiedad. Percibir que sufres esta tensión es clave para ponerle freno e intentar gestionar tus nervios y estrés de manera más saludable.

La importancia del masaje en relación a la tensión

El masaje es una experiencia terapéutica, cuyos efectos van más allá del placer de recibirlo. Los beneficios del masaje actuan tanto a nivel físico como a nivel emocional, produciendo una regeneración del cuerpo en su totalidad. Al recibir un masaje es posible identificar las sensaciones, tomar conciencia de las diferentes restricciones y tensiones. Nos ayuda a volver la atención a nosotros mismos como cuerpo y en ese movimiento, reconocernos y sentirnos, y de esa manera poder recuperar nuestra capacidad de autoregulación y relajación. Es también un espacio seguro donde encontrar en el contacto una oportunidad de transformación y entrega, un camino hacia el bienestar que todos nos merecemos.

En nuestro centro de quiromasaje Lorem Masaje & Bienestar somos especialistas en tecnicas manuales, sabemos tratat molestias musculares, oseas y emocionales.

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